EL ESTRUENDOSO CRUJIR DE UNA SEMILLA

Hay sonidos que me atraen especialmente…
Los sonidos insonoros que están más allá de la barrera
o más acá de los sentidos.
Si pudiésemos escuchar el estruendoso crujir de una semilla que germina.
Cualquiera serviría. 
Alguna produciría un crujido tenue, como un dulce quejido.
Alguna otra abriría su piel con un chasquido y por la grieta asomaría el brote.
Las hay gruesas, duras y rugosas,
que deberán ser ablandadas largamente, por el toque de vida de las aguas,
antes de poder dejar salir el don milagroso de la vida.

Si pudiésemos escuchar el estruendoso crujir de una semilla que germina.
Cualquiera,
que quisiera revelarnos que venía susurrándole a la fruta, desde el más profundo rincón de su existencia:“soy tú”.
Una voz callada que en  la oscuridad de su interior insiste: “soy tú, conmigo naciste fruto, soy tu alma, el fundamento de tu vida”.  
En el árbol, la fruta crece y madura, se ve cada vez más grande y más hermosa,
se descubre apetecible y lista para ser manjar y alimento…
Mas,  algo continúa vibrando dentro, como un pequeño volcán incontenible…
Es la pepa del alma que persiste: “Yo Soy tu mismidad del ser que eres hoy y que le da sentido a tu mañana, Yo Soy la eternidad que te acompaña, Yo Soy don y  misión que te reclama”

Si pudiésemos escuchar el estruendoso crujir de una semilla que germina.
Alguna,
que no fue acallada por la indiferencia, ni ahogada por el entorno,  
que no fue olvidada por el activismo, sino oída en el silencio,  
alimentada por la vida… acogida por la voluntad… 
la escucharíamos  quebrarse con voces de cien truenos y un relámpago,
con rizas de mil viejos y un resuello de niño
y una voz triunfal en medio de ese estruendo:  “Yo Soy… soy árbol… soy miles de manzanas…”

Millones de aplausos se escuchan desde lejos,
desde cada rincón de todo el universo,
el infinito pasado que celebra verse realizado
y el expectante futuro que le aguarda, susurran complacidos… "BRAVO"

MónicaMaría